Sobrevivir en la distopía musical mexicana

Por Erica Lux

En una esquina del centro, mientras la licuadora de jugos pelea con el claxon del microbús, una flauta dulce produce melodías sobre el bullicio. No es una metáfora: soy yo, escuchando Vangelis. Con los audífonos puestos y la mente en Blade Runner, mientras espero a que se enfríe la milanesa que estoy a punto de meter al pan y entregar al cliente que espera.

Ser músico en México no es sólo una vocación, es un deporte de resistencia. Entre una clase de armonía y una tocada mal pagada, vamos armando nuestras vidas con retazos de ingreso, talento y fé. Aunque suene dramático, no es del todo pesimista: es más bien una forma singular de existencia. Atmosférica, como un pad analógico; real, como el sudor en el foro cuando se cae el monitor en pleno solo.

Según el CONEVAL, vivir dignamente en Puebla requiere un ingreso mensual de aproximadamente $13,000 pesos. Según mi cuenta bancaria, vivir de la música requiere magia negra, doble jornada y una habilidad en Excel que jamás imaginé desarrollar. Aún así, aquí estamos. Porque aunque no siempre pague bien, hacer música sigue siendo una forma de insistir con belleza en medio del caos.

¿Y sabes qué? En medio de todo, también hay gozo: cuando una alumna entiende cómo resuelve una séptima menor, cuando alguien llora con una canción tuya, cuando en vez de caer al abismo decides subirle distorsión a la guitarra.

No hay conclusión clara. Sólo este gesto insistente de seguir componiendo, resistiendo, sonando.

Cuando la cosa se pone difícil

De aniversario e improvisación

Sin duda, cómo lo he mencionado, el encierro tiene sus ventajas. Cumplí un año de estar con mi compañera y decidí dedicarle a ella y a mis hijos ésta improvisación:

Sí han cambiado lo suficiente las cosas en el mundo como para saber que no hay fechas próximas para tocadas en vivo. Lo más probable es que ahora todas las tocadas serán a sana distancia y en línea así que habrá que perfeccionar la forma de lanzarlas al espacio virtual.

Mientras tanto me quedo encantado con estar casado y conviviendo con esta hermosa mujer y con mi tierno niño de 6 años que ya es artista en ciernes.

Celebrando la Familia

Activadades de Junio y Julio ’17

Han habido pocas. La verdad es que estoy preparando por ahí un nuevo ensamble musical, lo único que en éste momento diré es que en el repertorio se incluye éste arreglo a Luis Arcaráz de Bonita:

Por otro lado les comparto éste otro arreglo a guitarra y voz de la rola de Van Morrison Brown Eyed Girl. Un tema muy conocido pero que se llega a escuchar poco en vivo.

Hasta aquí es lo que dejamos, el verano está siendo invertido en ensayos para éste proyecto que pronto verá la luz.

Tonalá 79

Este single fue planeado a manera de jazz standard. Muy del estilo tradicional, exponiendo el tema y después con improvisaciones de otros instrumentos. Finalmente regresamos al tema para concluir la pieza.

La batería se compró de drumtracks.com, el bajo es un Epiphone Viola. El teclado un Yamaha PSR630 y finalmente un bajo SD con cuerdas piccolo hace las veces de guitarra solista. La voz de Franco aparece cantando unísono con el tema principal.

El single tiene sin duda influencia de los Doors en el solo de teclado y su interacción con el bajo piccolo, que se asemeja a una guitarra.

Un esfuerzo de compartir algo de jazz con los amigos.