Aquí seguimos con esa necesidad de seguir documentando las actividades musicales de Franco. Esto se hace como refuerzo a la memoria pero también para tener una visión global del trabajo musical.
Mis trabajos musicales como acompañante de las bajas frecuencias en el mes de noviembre fueron dos: Orquesta de Jazz de la BUAP y con el guitarrista Héctor Vudoyra.
Con la Orquesta de Jazz hubo dos conciertos en la universidad, uno en la facultad de Derecho y otro en la nueva sede de la escuela de música en la 10 oriente. En ambos ya se integró el alumno Iñaki Manjarrez como bajista oficial y un servidor se queda como suplente.
El repertorio de la orquesta es muy divertido pero para hacerse bien implica mayor compromiso con el ensayo y la ejecución. No cuento ahora con el tiempo y la energía para dar lo mejor de mi en ese proyecto y no quisiera fallar ni al director ni a los compañeros músicos que ahí trabajan. Por otro lado ese proyecto es un excelente trampolín en la formación de jóvenes músicos y deben ser ellos quienes lo aprovechen. Gracias querido Gil Gallardo por la oportunidad que me diste de contribuir a esa orquesta, seguiremos haciendo música en otros ámbitos.
Con Héctor cerramos el mes de noviembre, haciendo standards de jazz que pudieran ser las semillas de un proyecto musical liderado por él. Fue interesante el proceso de creación de ésta interpretación del Blue Bossa. Definitivamente concentrar sesiones de ensayo a un sólo tema permite profundizar en el detalle del mismo. Abajo mostramos el video de los resultados.
El mes de diciembre fue enteramente de Eslabón. Un Eslabón distinto al de Ahora o Nunca. Un Eslabón que ésta vez tuvo oportunidad de explotar su fase interpretativa de rock clásico en un evento privado. La iniciativa propuesta por Marco Quintana nos llevó junto con Víctor Illarramendi y el joven guitarrista de la banda tributo Twist and Shout, Juan José Poblano a llevarlas notas de The Beatles, Rolling Stones, Creedence y The Doors a dos eventos festivos. La comida de fin de año de colegas maestros de la Facultad de Artes y una boda en Telochoc, Tlaxcala donde fuimos contratados por una ex alumna de la misma.
Eslabón tiene esa cualidad que puede también ser explotada comercialmente, por mi parte queda abierta la puerta a hacer éste tipo de shows de rock clásico con fines de convivencia de grandes amigos músicos y oportunidad de negocio.
Finalmente el día 19 de diciembre, el convivio de fin de año de los alumnos de LabA del musicazo Alonso Arreola marcó para mi un cierre de ciclo de aprendizaje de vida y de música. Aproximadamente 80 horas repartidas en cinco años, marcaron de manera definitiva mi formación como músico.
Además de las técnicas de ejecución como tapping y slap, amplié mis conocimientos de armonía y rímtica los cuales han significado grandes cambios en mi forma de componer. Esto sin mencionar las conversaciones de vida que representaban esos 90 minutos con Arreola.
¡Gracias Alonso por todas esas enseñanzas!
Por lo que viene a éste 2018 que empieza, creo que es importante concentrarse en un sólo proyecto musical para no tratar de abarcar demasiado, habrá que pensar un plan para integrar los proyectos existentes.